¡Hora de otoño! Qué fascinante es con su belleza.

¡Maravilloso, como en un cuento de hadas! Todo a su alrededor brilla bajo los brillantes rayos del suave sol. Ya no escucharás las alegres canciones de los pájaros que anillan. Las últimas hojas caen lentamente de los árboles, como si estuvieran pintadas con un pincel mágico de color amarillo intenso. Da vueltas en círculos en un baile lento hasta que vuela silenciosamente hacia el suelo. Es agradable caminar por el sendero cuando la colorida alfombra otoñal se agita suavemente bajo tus pies. Y el viento, jugando con picardía, esparce el agradable incienso de bayas maduras por todo el bosque. Los pequeños árboles de Navidad y los altos pinos se balancean respetuosamente con sus copas siempre verdes, como si hablaran pacíficamente entre sí. Solo un soplo de viento fresco a veces interrumpe esta conversación. Incluso en los espesos matorrales, una ardilla roja brilló y se escondió al instante: una alegre vecina de todos los árboles y una trabajadora incansable.